Esta tarde al llegar a casa puse un momento la televisión mientras me tomaba una buena taza de te. Cuando se empezó a aclarar la imagen apareció una cándida y sentimental escena de una joven tumbada sobre una alfombra mientras un galán tumbado frente a ella la cortejaba tiernamente haciéndola sentir deseada. La escena de amor no era diferente a cualquier otra pero había algo que la diferenciaba. La principal diferencia estribaba en la mirada de aquella hermosa mujer. Tenía unos ojos que encandilaban al mas narcisista de los hombres. Unos enormes ojos negros que emanaban dulzura y candidez, pero que a la vez escondían una naturaleza salvaje. A esos preciosos ojos lo acompañaban una voz que enternecería al corazón mas pétreo que halla existido.
Al contemplar esa escena, en tan solo unos segundos, volví a sentir la soledad en mi corazón. Poco a poco la tristeza empezó a invadir mi cuerpo demandando el amor que durante años no he logrado encontrar. En ese momento sentí llegar a mi mente una reflexión: El ser humano puede vivir solo pero jamas llegará a ser completamente feliz. Quizás con esta frase no pueda denominar al completo las emociones que se sienten cuando una persona vive sola sin querer hacerlo. Quizás solo sea un sentimiento temporal causado por la entrada en el otoño y en el que todos nos volvemos melancólicos. Quizás solo sea parte de mi personalidad que en estas fechas se vuelve mas sensible. Lo cierto es que no pasa un día en el que no llegue a mi cabeza y a mi corazón la necesidad de estar junto a un ser querido. Por supuesto que seres queridos tenemos muchos y yo personalmente aún mas pues mi familia siempre se ha desvelado si yo tenía algún problema o si me notaba triste, y de la misma forma a mi me importan ellos, pero nada puede igualar la indescriptible sensación de encontrar a un ser con el que disfrutar de este viaje llamado vida . Y no solo disfrutar del amor, también de la tristeza, la ternura, el cariño, las desilusiones, tus sueños y todas esas experiencias que te ocurren día a día y que nos vemos en la necesidad de compartir. O por lo menos eso me ocurre a mi. Tengo esa necesidad.
Estos sentimientos que se pueden albergar o englobar en una sola situación denominada soledad no se sienten todos los días intensamente pero los días que emanan y se muestran con fortaleza llegan a oprimir tanto el corazón que solo puedes acogerlos con la mas humilde de las voluntades.
Ese día para mi es hoy.
Se que en unos días se me pasará. Mientras tanto lo tendré presente y lucharé conmigo mismo para que vuelva a mi interior porque a flor de piel no lo puedo tener eternamente.
Se que algún día encontraré a esa persona con la que compartir el resto de mis días pero la espera se me va haciendo eterna.
Mientras tanto, vivo......... y lucho por ser feliz.
